EL RECITAL
Se despertó la mañana,
entre la brisa del norte
y el recital orquestado
de los pájaros cantores.
Entre las masas de pinos
de aquel lejano horizonte,
por los angostos caminos,
se acercaban en sus coches.
De todas partes venían:
de tierras donde existen robles,
de la gran tierra de campos,
y de un lugar forastero,
desconocido por muchos,
por lo inmenso de su bosque.
Las trompetas y timbales
anuncian, con sus redobles,
que se aproxima el encuentro
de los poetas cantores.
La gran muralla se abre,
adornada está de flores,
y ondeando están al viento
sus banderas y pendones.
Las multitudes se agolpan
en las salas de la corte
y retumban las paredes,
al sonar de las canciones.
Todos están preparados,
ya se han sentado los lores,
y tan solo en la penumbra
se oye un murmullo de voces.
Un momento de silencio.
Al entrar los trovadores,
comienzan las nuevas justas
de poetas españoles.
Un romántico recita,
tras replicar los tambores:
" Vino aquel sueño perdido,
del apagón de los soles,
de las estrellas dormidas
y el susurro de la noche.
En tal plácida quietud,
se aplacaron mis dolores,
con la unión que hubo en la luna
de los nuestros corazones.
Entonces, sentí la vida,
gocé, de tu cuerpo, el roce,
y para colmo infinito,
tras despertar de mi sueño,
vi tus labios sonreír
acogiendo mis amores."
Los aplausos le despiden
y se anuncian más actores.
Mientras tanto, entra en la escena
un juglar llamado Jorge.
"Como pájaro enjaulado
en la cima de una torre,
vivía con mi sufrir
en las mazmorras de un dolmen.
Encadenaban mis fuerzas
unos extraños barrotes
que, en mi cabeza, dejaban
rendidas las ilusiones.
De pronto, grité de rabia:
¡No más preocupaciones
ni sentimientos culpables!
¡¡adiós a mis depresiones !!
Quiero sentirme fuerte,
controlar mis emociones,
poder elegir lo que haga
acatando mis errores,
para en alta voz decirme:
¡Disfruta de tus pasiones!"
Siguen oyéndose estrofas
de muy distintas versiones.
llega el último poeta
pasada la media noche.
"Mientras contemplaba a mi hijo
dormido sobre algodones,
me preguntaba, sincero,
sobre nuestras relaciones.
Cuando me dirijo hacia ti,
¿te llegan mis intenciones?,
¿o aprecias, en mis propuestas,
los dictados de un desorden?
¿He logrado sintonizar
con tus muchas emociones?
Quisiera saber quererte,
sin tapujos ni reproches,
y, aunque aún no te comprenda,
aceptar tus decisiones.”
Llegado el momento final,
se ha levantado el conde,
y acto seguido lo hacen
las señoras y señores.
Pasada la despedida,
sólo queda en los salones
un cálido olor a verso.
Mientras, se dispersa la noche,
entre las masas de pinos
de aquel lejano horizonte.
Víctor Manuel Sanz Arranz
Presentada en el Concurso Nacional
de Poesía de Pozaldez, año 2002.
